La Antártida, uno de los lugares más remotos y extremos del planeta, sigue siendo un territorio de misterio, pero también de revelación científica. En su vasto y helado paisaje, fenómenos naturales como el desprendimiento de icebergs pueden tener un impacto profundo y duradero en el equilibrio del medio ambiente. Ahora el iceberg A-68a, uno de los más grandes registrados, ha sido objeto de un estudio pionero que ha permitido a los científicos presenciar su colapso de cerca utilizando un robot submarino avanzado.
Así, lo que podría parecer un simple bloque de hielo a la deriva ha revelado datos cruciales sobre cómo el cambio climático está alterando no solo la geografía de la Antártida, sino también los sistemas oceánicos y la vida marina que depende de ellos. Sigue leyendo para descubrir cómo el último viaje de estos gigantes de hielo contribuye a alterar el mapa de los ecosistemas planetarios.